La cruz que Dios nos manda llevar
hay que llevarla con cariño, como
una mamá lleva en brazos a su
queridísimo hijo. Aunque nos pe-
se mucho apearla un poquito con
nuestras buenas obras, Dios te -
manda un gran alivio. Desesperar-
se no es bueno, yo siempre lo digo
porque El la llevó por nosotros, eso
sí que fue durísimo. Llevar la cruz
por amor a Dios y al prójimo no es
ningún msrtirio.