¡Padre no me llore, hoy mi alma va en paz!
Entre los llantos de los que me amaron,
mi alma atormentada, se debate,
si volver o reposar entre los cirios.
Entre sueños se dibujan las animas,
del etéreo camino de la paz,
entre sombras la penumbra toma forma;
el abrazo frío del ángel negro.
Grandes aplausos los ecos en el olvido,
el lamento de dolor de la madre mía,
¡ ya madre,padre déjeme ir!
Una fanfarria en los senderos de la oscuridad,
rostros sin alma ni paz;
la antesala del dolor; cuanta agonía.
¡Un oscuro sótano al que entro yo!
Una gran dama vestida de gala,
sólo se vuelve, tétrico su mirar,
me revisto de frío mi desnudez.
Una lapida sólo mi nombre,
adorna la sala de mi comensal,
"Aquí yace el ser humano más insólito,
por creer que era paz la muerte,
sin saber que la vida era muerte"