Bendito viento sureño
que levantastes mis huellas
del camino hollado
por mis pies descalzos
las convertiste en polvo
por los aires volando.
Caminando entre semillas
dispuestas a reproducirse
pisando esos pétalos de rosas
en una senda volada
entre dientes de león
y aroma de heliotropos.
Dejalas caer al lado
de la casa amarilla,
donde vive quién
pueda entender el abecedario,
de mis huellas mortecinas,
llevando vida en recuerdos,
las convertira en presente y pasado.