Puedo escribir cada día
lo que siento en mi cuaderno
y puedo gritar al aire
lo que me bulle aquí adentro.
Y también puedo callarme,
aunque hablará mi silencio…
Es tan grande lo que vivo
al soñarte aquí en mi pecho,
que a mis pies se para el río
y me observa con respeto.
Esta tarde yo te llamo…
No son palabras, son ecos,
que se enredan en mis manos,
cargadas con mil deseos
de sentirme a ti abrazado
y despertar de este sueño,
que los dos hemos soñado
para vivirlo despiertos.
Esta tarde yo te vivo,
te llamo y no te recuerdo,
pues no necesito olvidos
al llevarte tan adentro.
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