Con paciencia, debo encontrarte.
Con corazón lastimado,
debo recapacitar.
Con el alma abierta
a mis sentimientos.
Te busco, y no te puedo hallar.
Corazón lastimado
porque sabe que es
culpable de tu ausencia.
Que nunca supe amarte,
me dijiste.
Pero tú sabías que mentías.
Pruebas te he dado
de mi amor.
Pero tú no tenías noción del tiempo.
Ese tiempo que ambos nos dedicamos,
y ahora, quedó atrás.
Mis dolencias para ti,
nunca fueron importantes.
Sabes que mi corazón está fallando.
Sabes de mi problema,
pero lo ignoras.
No te creo. No eres indiferente.
Simulas serlo.
No sé por qué.
Pienso que es para darme celos.
¿Tener celos yo porque
tú te alejas cuando quieres?
Tu comportamiento me altera, sí.
Pero no me mata.
Solo me destruye anímicamente.
Eres una mujer muy
especial.
Pero no acepto me engañes.
Creo en tu fidelidad.
Nunca he dudado de ti.
Si te has ido de mi lado,
hazte cargo.
Quisiera ser a veces como haces tú,
mostrar indiferencia,
pero no la siento.
Tampoco tú. La simulas.
En conclusión, si me amas...
por qué me dejas.
¿Es que mentalmente no andas bien?
¿ O es que a mí quieres atormentarme?
Todo esto que nos pasa
es tan confuso.
Te vas, y de pronto,
nuevamente apareces en mi vida,
como si nada hubiese sucedido.
¿Qué prueba me estás tomando?
Soy sí, culpable de tu ausencia.
Porque tenemos discusiones propias
de dos seres que se aman.
Lo que no comprendo es
por qué te vas,
por qué me dejas.
Te fuiste. Te busco,
y no te puedo encontrar.
¿Dónde te has ido
mi amor?
Dejo de lado todas mis locuras.
Todas mis exigencias.
Mi personalidad es así.
Y tú tienes la tuya.
Somos dos personas con
caracteres fuertes.
Pero nos amábamos.
Y no quieras nuevamente
hacerme creer que tú
no me amas. No me mientas.
No me ocultes la verdad
de tu corazón.
¿Insistes en darme celos?
Pues bien, sí, soy celoso.
Celoso hasta del viento
que roza tu piel.
Celoso de tus amistades,
de tus libros,
de tu arte de escribir.
Yo nada sé de eso.
Pero mi único talento
es el de amarte.
No quiero perderte.
Dame una señal
de dónde ahora estás.
Nadie lo sabe. Nadie lo confiesa.
¿Te has confabulado
con todos para que me oculten
dónde estás?
Cansado estoy de vagar.
De buscarte. Culpable,
sí soy culpable
de tu ausencia.
¿Quieres que te pída perdón?
No, por ahora no es necesario.
Si tú eres orgullosa,
también yo tengo mi orgullo.
Qué tontos somos.
Dejemos nuestro orgullo
a un lado. Y vuelve a mí.
Te prometo cambiar.
Pero tú también debes prometerme
un cambio.Así nos hemos de entender
mejor. Vuelve.Sin rencores.
Eres...una mujer muy especial.
Y yo, un hombre que te necesita,
porque realmente te amo.
Y tú a mí. Demuéstramelo.
Déjame volver a ver
tu sonrisa.
Te prometo un cambio.
Cambiemos los dos.
Y volvamos a amarnos.
Seguiré en la espera de tu retorno.
Cuando vuelvas, no te vayas más.
Te espero, amor. Estoy resignado.
Es tan grande mi amor...
que me aferro a la esperanza
de que vuelvas a amarme
como yo te amo.
Todos los derechos reservados del autor ( Hugo Emilio Ocanto- 25/09/2012)