Ella
se recrea en tus valles
y tus pupilas,
aspira tu aroma
y tus sábanas desliza.
Ella
disfruta tus tardes
y tus caricias,
saborea tus labios
y tus fantasías.
Ella
visita tu almohada
y tu lecho,
pero ella no sacia tu alma,
y no puede regalarte mis versos.