La arena gustosa, recibe tu sombra,
abierta a la pisada de tu planta,
siente el calor, de tu diminuto pie,
mira hacia arriba, colosal figura,
sostenida en doradas columnas,
donde sus formas, color y posición,
crea ardiente paisaje a la imaginación.
Cada grano recibe un poco de ti,
y juntos se acomodan, uno al otro,
para cuando des, el paso siguiente ,
quede tu huella, por el sol calentada,
y barrida por la brisa de tu mar,
y ninguna pisada, quite su lugar.
Ahora, mis ojos de arena contemplan,
a la dueña de la sombra en la arena,
el sol ha pintado de oro tu cuerpo,
lo cubres con tres diminutas prendas,
la mirada quema la telaraña,
del lienzo blanco, que te trasparenta,
ante mis ojos, tu belleza en plenitud.
Guardo de entonces, la imagen enviada,
y cuando la recorro, palmo a palmo,
vuelto remolino, alrededor de ti,
paseo contigo, cada que la miro.
EL POETA DEL AMOR.
MÉXICO.