Donde duerme la escritura…
Una lágrima cayendo y un sentimiento sereno,
la pluma entre los dedos y a las puertas el tormento.
Cinco soldados que aprietan el sutil ornamento.
las palabras en la boca se toman sus momentos.
Fusión de blanco y negro, letras emparejadas,
visiones que no son nada y en el papel, tinta mojada.
Soy creador de tus versos, los que del alma se escapan,
sólo siembro en tu morada blanca, lo que la tinta rescata.
Siempre acaricio tus sedas, con esas blancas praderas,
siento mía tu fragancia, del árbol que fuiste un día,
ahora fiel compañero, cuando escribo en tu sendero
haces tuyo mi recuerdo, dando lecho a mi argumento.
Al observarte tan limpia y suave e invitarme a que te grave,
pecadores son mis dedos, arañando tus filamentos,
ensuciando tus entrañas con difusas telarañas.
Y así, te lleno de trazos, de tachones y garabatos.
Siempre eres el principio, en el que posar mi nido,
siempre, ese sitio en que derramar los indicios,
de tinta oscura y canela que me recorren las venas.
Tu quietud es mi frontera y tu blanco mi escalera.
Soy un ser agradecido y al escribir en ti, te admiro,
por prestarme tu horizonte y tu blanco desvalido.
No sé de mejor compañero que soporte mi tintero,
ni mejor firmamento para estampar mis pobres versos.
Autor.- Rafael Rivas.