A Natalia
Me gusta tu voz de guirnaldas y honores
Tu pelo de magia egipcia
Tus caderas de palacio de Sion
Apostadas en columnas de mármol real
Cantera del Olimpo.
Me gusta cada una de tus cien formas de decir
Que no diras nada;
Amo tus ojos de farola y verano,
Inquietos como potros de unicornio;
Agudos y desafiantes ojos de rincones bonaerenses.
Me gustas desde que me invadiste con el acento
Y tus dotes de tango y milonga viva.
Reconozco tus sabores en la hierba del mate.
Una noche de tantas, sin abrirte los labios,
hincándome cerca
con las manos entrelazadas alabaré la uva que eras ;
Ahora
el vino en que te convertiste
de sangre robusta y especiada:
manjar de Caiser
en Saturnina.
Hoy
Entiendo porque no te he besado
Y conozco tu sabor.