La magia ha pernoctado, se adentra en el destino
tu cuerpo se une al mio en una armonía fugaz
son tiempos de ardientes bríos, solemnes, inmaculados
están aprisionados en el vaivén de un compás.
Un tango alienta aquel fuego, lo intima a deambular
está como absorbiendo vientos, recuerdos de eterno andar
se escuchan viejos acordes, se lanzan entre penumbras
están incitando tiempos, batallas de ardiente amor
Arremeten locuras añejas, abrazados contra el paredón
se arrinconan viejos gemidos, ardientes besos de amor,
son como antiguos espectros, que renacen del más allá
zaguanes que viven tiempos, armonías de pasión fugaz.
Y así renacen espacios que van y vienen calando
viejos amores de antaño, que surgen en un alma audaz
se van perdiendo en jirones que nacen de un jadeo pleno
son pedazos de Buenos Aires, que alientan al corazón.
En cada esquina un recuerdo, un tango que lanza ritmos
cadencias de añejos destinos, estrofas que avivan cenizas
que están entre los surcos del alma y luchan por sobrevivir.
Viejo paredón del suburbio, cuentan que ya no estás.
CARLOS A. BADARACCO
25/9/12
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