Los espíritus poetas Dios los creó en invierno,
una tarde de lluvias en un ambiente fresco,
los árboles doblaban sus ramajes diversos
cuyas puntas tocaban, las primeras, el suelo,
porque quizá dormían agobiadas del peso
del agua en sus follajes de un claro verde tierno.
Y yo me siento alegre de lluvia y del recuerdo
que me dejan tus ojos, tus ojos y tus besos
cuyo sabor me traen el sabor de este tiempo.
Los espíritus poetas un día anocheciendo
llenaron el vacío que formaba mi pecho
y nací, nací triste y me volví bohemio
lleno de sombras rojas y azules en mi pecho,
funesto y melodioso, tonto como el invierno.
En un día de mayo, en un éxtasis negro,
frente a mi vida dócil yo me quedé en suspenso,
pues de mi mente augusta resbalaba el misterio
y era en parte un camino cuyo destino es serio.
Los espíritus tristes que del agua hacen versos,
como yo despertaron con este invierno nuevo,
y llevarán cual yo, un trozo de este tiempo,
de aquel tiempo afanoso en que viví tus besos,
tus besos y tus labios que hoy me saben a invierno.