Hugo Emilio Ocanto

Monólogo: Mi esposa esta noche...

(Personaje en escena leyendo.

Deja diario y se dirige al público)

Allí en primera fila hay una

butaca vacía.

No creo lo haya hecho a propósito.

Posiblemente se haya retrasado.

Mi esposa esta noche no está

presente para ver mi monólogo.

Tal vez se haya cansado de verme

en él. Ustedes van a tener

que aguantarme entonces

sin la presencia de mi esposa.

Algunos la conocen. Otros no.

También yo la conozco...

Perdón, no es para reírse.

No quiero faltarles el respeto

diciéndoles esto.

Ella no está porque anoche...  

Sabes que no acepto invitaciones 

de último momento.

Me molestan esas reuniones 

que debemos hacer todas

las noches por compromiso.

Y tú eres incansable...

Te pasas todas las noches bailando.

Termino tan rendido, que hasta 

me cansa verte bailar.

¡Claro, yo bailo poco!...

Y tú bailas por los dos.

No es que soy un amargado.

Solo soy responsable de mi trabajo.

¿Qué tonta pregunta me estás haciendo?

¿Te crees que ensayar y actuar todos los días

no es trabajo?

¿Qué me querés decir con eso?

¿Que ya no te gusta cómo actúo?

Ah... me pareció entonces...

Mi agenda está llena de compromisos.

Y yo sacando el compromiso que tengo

con el teatro, no quiero saber más

nada de esas tontas reuniones.

Pues si no estás de acuerdo,

andá sola. Estoy cansado.

¿Me entendés? ¡Cansado!

¡No de vos no! ¡De la gente!

Ya sé que es parte de mi público.

Amo a mi público,

como ellos a mí...

¿Será posible que todas las noches

tengamos que discutir por lo mismo?

Entonces, sí, andate a dormir...

No, no voy a ir.

Disculpame ante ellos.

En estos momentos el periodismo

no me interesa.

Claro que he luchado toda mi vida

para estar donde estoy.

Si, también el periodismo me ayudó

a ocupar este sitio.

Pero no te olvides de que

he estado durante muchísimos

años en el anonimato.

Ha sido una lucha muy tremenda

llegar. Pero soy de carne y hueso,

como todos. Mi físico no está 

para acostarme todos los días

a las cinco de la mañana.

A las diez tenemos ensayo.

Necesito descansar siete u ocho horas.

¿Qué es lo que vás a hacer

en definitiva?

¡Vas a ir igual! ¡Bravo!

¡Bravísimo! La señora quiere

una noche más, figurar en la

sección sociales de los diarios

y revistas...

¡Que te vaya bien!

¡Que esto no marcha bien!

Tu marido tiene éxito,

tienes todo lo que quieres,

gracias al teatro,

y supongo que gracias a mí,

joyas... autos, una mansión...

realizas viajes...

¿Y qué más pretendes?

¡Que yo me siga sacrificando

en ir a esas reuniones! ¡No!

Deja de parlotear... haz

lo que quieras. Ve tú.

Yo no voy. Pero te advierto

que si vas, no me va a agradar...

¡No me grites!...

¡Estás mal enseñada!...

¡Y últimamente muy mal educada!

¡Haz lo que quieras,

pero conmigo no cuentes!...

Mira, si te vas, esta noche andá

a dormir a casa de tus padres.

No vuelvas aquí...

Y se fue nomás...

Esta tarde temprano,

después del ensayo,

fui a buscarla y había salido

con su padre a hacer unas diligencias

familiares.

Estuve con su madre.

Ella no estaba disgustada conmigo.

Me quiere mucho. Estaba enojada

con su hija. Y el padre también...

Ellos son muy comprensivos.

No aceptan las actitudes

que ella a veces adopta.

Tampoco yo.

Pero la amo.

La amo mucho, y a las pocas

horas todo le perdono.

Hace años que estamos casados.

Siempre me ha ayudado a

recordar los guiones...

Ha trabajado a la par mía,

durante mucho tiempo.

Le reconozco el don de voluntad.

Lo hacía porque me amaba,

y sé que me ama.

Pasa que es muy caprichosa

y consentida. Pero...

es buena.Es muy buena...

Su madre me dijo que ella

pensaba venir a la función.

No lo ha hecho...

Señoras y señores,

gracias por haber estado

presentes...

buenas noches pasen todos...

(Actor se dirige al camarín.

Dentro, su esposa lo está esperando.)

Viniste... querida, ¿no viste mi actuación?

¿Sí? ¿ Dónde estabas? Al final de la platea.

¿Querías darme una sorpresa?...

Me la has dado querida. ¿Me perdonas

mi comportamiento de anoche?

Sé que estuve mal al pedirte

que no volvieras. Me hiciste caso.

Pero después me arrepentí.

Te habrá dicho tu madre...

( Ella lo abraza, y se dan un beso en los labios)

Todos los derechos reservados del autor ( Hugo Emilio Ocanto - 26/09/2012)