Desde aquella oscura noche que te mudaste a vivir conmigo
mi alma que a oscuras dormía la despertaste con tu luz,
la alegría me abrió sus puertas y me invito a pasar
desde ese instante que te alojaste en mi corazón.
Aquella noche que me arrodillé ante tí
al verme la felicidad me brindó su compañía,
y hasta el amor me regalo un abrazo
y me ofreció su abrigo para cuando sintiera frío.
Oh dulce maestra, que me enseñaste a vivir la vida
…todos tienen algo que enseñarte, escúchalos
no seas arrogante y se menos vanidosa
reemplaza tu soberbia por la modestia
eran las sabias palabras que vertían tus labios.
Llevando tu bandera en alto me llene de amigos
me llené de amor, de paz y mucha fé,
hasta mi familia hoy me quiere más
estando contigo mi mundo es humano.
No te vayas nunca, quédate conmigo
te seré fiel siempre, y te honrare ante todos
yo sin ti me pierdo, yo sin ti no vivo
quédate conmigo mi bella HUMILDAD…
Por: Verónica Amador Mérida.