Antonio B.

La casa del valle

Entre seis encinas secas, emerges triste y fantasmagórica, reflejo difunto de mil historias desnudas, mostrando ladrillos y yesos  ahora podridos, siluetas grotescas que rompen el valle que te alberga, sin lamentos, sin miradas, sin el eco de la vieja palabra.

 

Entre trigos que se pierden a la vista, te alejas ensombrecida, rodeada de cadáveres que se retuercen, la pena seco raíces, amarguras teñidas de lo que fue verde, gritos y lamentos en silencio recorren tus adentros.

 

Solar de tejas rotas, de  paredes desiertas, momentos perdidos entre encinas muertas, como el castillo sin conquista, isla negra en un oasis de aguas amarillas, ni la brisa, ni el viento, ni la lluvia agradecida, devuelven a ti la vida del recuerdo que rugió dentro, hoy, arrasado y desierto.