Y las erratas ya trilladas
Tras bastidores incoherentes
Delimitan mis sapiencias
Y no cesan de culparme los pecados
En los hábitat de la razón.
Cuando la experiencia ya no basta
Para escabullirse gazapo
De los ardid de la vida
Y al tocar
Una y otra vez a las puertas
De la conciencia malhumorada
Y clave sus dientes odiosos
En las carnes de mi pobre
Cabeza ataviada
De todas las culpas
Que no cesan de molestar.