Joseph Mercier García

CORAZON DE TRAPO

Tengo gran pena de ser

triste corazón de trapo

que guarda de la derrota el sabor amargo,

enamorado, con la sangre siempre prieta

y tu recuerdo en las venas

como si aún fuera ayer.

 

Hoy sin convicción escribo

estos versos, empleando

frases que suenan a corazón oxidado.

Condenado a llorar y a gritar mi dolor:

¡Qué corto ha sido el amor

y que largo es el olvido!

 

Hoy me emborracho con poesía

-ahora que has dejado de estar-

llenándome de estrofas sin versos

y también de palabras sin letras.

Aprendiendo a reír en silencio

y después a llorar entre rimas.

 

Tu recuerdo es todavía inmenso

aunque nadie note que faltes

sino yo, y no hay mayor dolor

que mi imaginación alcance.

A mis soledades voy,

de mis soledades vengo.

Hoy comparto yo este romance,

apreciado Lope de Vega,

versos de certeza flagrante:

¡cuánto dolor hay de poeta!

 

Esta amarga desazón doliente

que nace en el borde de mis ojos

y en la insania de mi alma expira,

a cada instante más me convence

qué horrible huella deja el dolor

sino en el corazón, en la mente.

 

Allí donde solo sea 
memoria de una roca enterrada 
entre el abismo y la nada. 
Adonde la soledad no pueda 
y ni ser mi sombra quiera. 
Donde un sol terrible, 
sin ocaso, brille 
y a mi mirada haga ciega.
Y mi alma de tu ausencia henchida
desvanezca libre y sobreviva. 
Allí sepultaré a tientas,
perdidos y completamente solos, 
mi recuerdo, para que nunca muera, 
y una ilusión que fue mi tesoro.

 

J.M.GARCÍA

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