No entiendo cómo o porque,
bendito sea el destino,
tuviste que llegar a mi vida
Sin pedir siquiera permiso.
Sin hacer el menor sonido,
con el silencio de aliado
con mirada, temerosa
ejecutaste el mejor teatro.
Como quien dice al callar
“Aquí estoy yo y me quedo”
tratando de ocultar
aquel profundo canguelo.
Clavándome en el pecho
una filosa daga
diseminaste en el suelo
hasta mi última lágrima.
Llegó el último día,
fue muy triste y penoso,
la despedida un calvario
al fundirnos en un abrazo.
Sellamos aquel recuerdo
Como una hermosa fantasía
Pero segura estoy mi vida,
Los dos estamos, muriendo.
Como un pájaro en plena huida
Quisiera ya dejar esta existencia
Para encontrar una nueva vida
a mi pobre alma en pena.
Te juro que yo te amo
como nunca había amado,
y lloraras eternamente
si no te arriesgas a amarme