Te acuerdas tú de ayer con que alegría,
en mis brazos disfrutabas del amor,
hoy que me encuentro solo en esta noche fría,
te llamo ... y vienes a juntarte a mi dolor.
Llegas a mí trayendo entre tus manos,
las flores marchitas del campo de tu vida,
son dolores de espina de rosas caprichosas,
que hirieron a tu cuerpo causándote herida.
En tus labios traes los sinsabores,
que una tarde plomiza te engendró,
y vienes a mí trayendo tus dolores,
para compartir mis noches que quedó.
Ya ves, no te guardo rencor siquiera,
tráeme tus dolores, tus penas, tus quejidos,
tráeme tu corazón antes que muera,
para hacer una tumba para los dos.
Y allá en el cielo disfrutar quisiera,
del gran amor que un día prometimos,
si has olvidado algo de traer, se sincera,
Dios perdonará si en vano nos amamos.