\"Sin ti quise aprender a vivir/ y justo lo contrario es lo que pude lograr,/ quise olvidarte hasta reír/ y llegué a extrañarte hasta llorar\".
Ya debí haber sabido de ti y no supe.
Algo en mí me dice que no me ocupe,
que ya tu destino simplemente no me incluye.
Admito que se me hace más fácil olvidarte,
tu recuerdo debería venir a mí para amarte,
pero algo me dice que huye...
Hice bien la parte que me tocó en la vida,
el típico enamorado que nunca olvida
y se pasa las horas con la nostalgia charlando.
Fui ese sentimental y ahora creo que seré
el típico enamorado que no sabe por qué
ya no te está recordando.
No creas que admitirlo ahora me pesa,
aprendí a convivir con mi tristeza
y ya no me dolía tanta pesadumbre.
Creo que logré manipular mi dolor
y de algún modo logré que el amor
se me volviera costumbre.
Ya no soy el típico enamorado del que te reías
y tus cosas me son ajenas, no las siento mías
como antes, con tanto sentido de pertenencia.
Ya la gente cuando me vea pasar
te aseguro que no me verá llorar
golpeado por tu ausencia.
No guardes la esperanza de verme sufrir
y tampoco creas que te voy a escribir
mil poemas al recuerdo que está vivo.
Algo dentro de mí me asegura
que debo mantener mi cordura
en cada locura que escribo.
Ya no busques en mí al típico enamorado,
ése tonto que tan sólo a tu lado
podía ver a la vida sonreír...
Quiero hacer en mi vida una pausa
y que en mi corazón no seas tú la causa
de su acelerado latir.
Sé que débil siempre ante ti me viste,
que todo ese tiempo supiste
que en tus manos tenías a este tonto.
No lo niego, fui muy tonto tal vez,
pero ha pasado cierto tiempo y ya ves...
te voy a olvidar pronto.
Sé que digo esto y seguro no me crees,
porque todavía en mis poemas lees
que te extraño, que te amo u otra mentira.
No estoy llorando y eso quieres...
piensas que veo el mirar de otras mujeres
a ver si eres tú la que me mira.
El espejo me dice que otra mujer halle,
yo le ordeno que se calle
y ya no diga más estupideces.
Él sabe muy bien que puedo conseguir
mujeres que te puedan sustituir
una, diez, cien, mil veces.
Que con sólo un tronar de mis dedos,
se irán de mí la nostalgia y los miedos,
temores a que te me hagas inolvidable.
Así que en materia de olvidar y querer,
que nadie me diga lo que debo hacer
y ese necio espejo que ni me hable.
a mí ninguno de ellos me dirá lo que pasa
y hasta el más pequeño voy a botarlo...
y si preguntas un día si te he amado
encontrarás a un típico enamorado
negándose a confesarlo.