Árbol de la vida…
Henchido de hojas dulces
o ceñido en campo triste
que los pájaros viajeros cruzan
en brizna leve o al azar
para verdear tu inmensidad.
Aún suscitada la ilusión
de ti nada sabemos hoy:
apoyada la fatiga en la derrota
aprendimos a ganar,
el llanto en mares de zozobra
dejamos su espina naufragar,
caídos equívocos en la sombra
nos volvimos a levantar.
Árbol de la vida…
-¡En aquese vino de tus ramas
canta y vuela mi corazón!-
asumidos el dolor y la alegría
¡nadie ha sido más feliz que yo!
Algún día habré de reposar
en hálito que tu tallo enflora
olivácea la gasa diademada
por aquello que no fue nada
sólo llama al viento y suspirar.
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Propiedad intelectual Lucero Moscoso
Bogotá D. C. Colombia