La rosa
Era una rosa viva inexistente,
es decir que quemaba y se escondía,
alguno que la olió no la veía,
alguno que la vio se volvió ausente.
No estaba en el jardín ni en la vertiente,
flotaba como nube o melodía,
radiante como el sol del mediodía
y sabia cual la arruga de tu frente.
No crece ni es marchita ni es urgente,
perpetua es la pasión de la osadía,
perenne es el botón de flor ardiente.
Escúchala en tu pecho cada día,
es río, es un clamor, es la rugiente
conciencia del que amó sin cobardía.
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25 09 12