Bella quietud en las aguas,
lago repleto de sueños,
donde se duermen mis ansias,
donde despierta el deseo.
Las barcas duermen su siesta
y ese árbol tan torcido
se inclina bajo su chepa
para mirarse en el río.
¡Cuántos recuerdos soñados,
cuántos olvidos sufridos,
que en mi pecho yo he guardado
para vivirlos contigo!
Bella postal en la tarde
a las orillas del río,
que el sol teñirá de sangre…
entre suspiro y suspiro.
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