Aún puedo sentir
tu mirada sobre mí,
el suave roce
de las caricias invisibles,
la ternura impregnada
en los ojos claros,
esa atracción
sobrenatural e irracional,
que me ahogaba
en tus mares de miel.
Aún puedo recordar
ese halo melífero,
el parhelio romántico
haciéndome zozobrar,
el influjo magnético
hechizando mis sentidos,
ese mágico brillo
del que no puedo escapar,
pues es tu mirar,
el naufragio de mi vida.
e.g.