¿Por qué el viento se encabrita
y con soplidos porfiados
le roba todo el tejado
a la casa que se agita?
¿Por qué el agua se evapora
y es tortura la sequía?
¿Por qué la brasa del día,
la piel de la tierra dora?
¿Por qué la ruta se olvida
y se ahogan lo zapatos,
cubiertos de agua y estratos
bajo un chubasco homicida?
¿Por qué la tarde nos deja
y se pierde en su agonía?
¿Por qué la noche es tan fría
en su sombra más añeja?
¿Por qué el tiempo se desgasta
fracturando la armonía
de un instante de alegría
con una intención nefasta?
¿Por qué puede el vil dinero
avasallar la pobreza,
si en el hombre, la grandeza,
le viene por ser austero?
¿Por qué la mar se enfurece
atropellando al bajel,
sepultando un sueño en el
abismo que se engrandece?
¿Por qué puede la vigilia
de un decreto aborrecible,
privar de forma sensible
la unidad de una familia?
¿Por qué se acaba el amor
que fue un aliento de vida?
¿Por qué se siente afligida
el alma por el dolor?
¿Por qué se enferman los niños
dejando en la madrugada
a una madre desvelada
prodigando mil cariños?
¿Por qué una vida culmina
sin el derecho a nacer
y se puede disolver
el grano que no germina?
¡Oh Dios…! ¿Por qué duele fuerte
la condición natural
que pone fin al vital
aliento bajo la muerte?