Creo en el bien y en el mal, en todo lo que existe y se puede lograr…
no creo en espantos ni en aparecidos, creo en ti y en mí que estamos bien vivos.
No creo para nada en la “suerte”, creo en Dios y en su hijo, en su vida y en su muerte.
Creo en “circunstancias” de vida, aquéllas que nunca se olvidan…
ésas que nos toca vivir por momentos, sean buenos o malos…lo siento,
que por muy duras que sean aprendemos, que cuando llegan no entendemos…
y al final, superadas las adversidades, con ellas crecemos…
creo en el amor (como un todo), en la verdad y en la mentira,
en los sueños e inventos, son todas ellos parte de nuestra vida.
Todavía creo en la palabra empeñada, pero soy dura si me siento engañada,
creo en la mano amiga, ésa que al necesitarla siempre me abriga,
la que me dice verdades aunque me duelan, y no se permite entre nos, la intriga.
Creo en el amor de hombre, ese que me devora y me respeta,
que me acepta con defectos y hasta tolera mis pataletas,
el que enriquece su alma conmigo y se permite crecer,
el que fortalece mi espíritu y no me deja caer.
Creo en manos llenas y no en manos vacías…
tengo la convicción de que hoy tú estrecharás la mía.
Por encima de todo creo en Dios, como lo dije al principio,
y por ello culmino con Él, blindando mis letras y mi artificio.