Desbordando los amelgados campos
temporales añiles del estío
ahogan amapolas en corolas
de fresco efluvio impetuoso y gélido
rebozando los pistilos del parto
de amor y anegados suspiros...
Sedoso pañuelo te cedo en mi pecho
con pétalos de alivio bordado
de fino sedal de metal infinito
que en minas de oro macizo
su tesoro perpetuo encontraron
enriqueciendo aforos del alma
de caudales de incalculable precio
en toda dimensión, orbe y universo...
Azulino diluvia el cielo
con su frescor, relente rocío
va derramando pureza y consuelo
en sus lágrimas de cálido frío...
Copyright©2012 Rocío Vega-Ponce