Nuestro nido vacío
La palta en silencio
con su tronco añoso,
desnudas sus ramas,
día a día agonizan.
Apenas son palo,
En que algunas palomas
descansan o anidan
Las paredes blancas,
La casa vacía,
Parece un mudo testigo.
Rincones que guardan
murmullos, gritos de niños,
besos y encuentros furtivos.
Secretos de amores tempranos.
Nuestro nido vacío,
los niños han crecido.
En busca de sueños
partieron, se han ido.
Aquellos chiquillos,
bochincheros lindos,
llenaban la casa,
se encendía la vida.
Sus risas, su pasos
retumban a veces,
cuando la memoria
evoca las tardes,
gambetas, pelotas
que surcan el césped,
o caen al patio vecino
Clavos, maderas,
golpes de martillo,
manitos inquietas,
la casita construían.
Tupidas sus ramas
La palta de sombra
el jardín pintaba.
El zorzal con su canto
las mañanas entonaba.
Eran otros tiempos,
Aromas de infancia
de dulces sabores
sube y baja, toboganes,
atardeceres de plaza.
Saciado de alegría,
el nido repleto trinaba
Elida I. Gimenez Toscanini