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Aquel par luminario

Finalmente culmina la enigmática odisea,

Ante mis ojos florece por cuarta vez la primavera,

El punto final que la juventud marcar desea,

Se encuentra grabado en otra etapa de mi cultura.

 

Los caminos se revelan de manera concurrente,

Y rematan en puertas que permanecen sin abrir,

La variedad de tamaños es impresionante,

Que hasta al más temerario haría desistir.

 

Puertas deliberadamente erguidas por el destino,

Cual mismo se percata de aquellas que han de abrirse,

Desconozco cuales se abrirán tras cruzar el camino,

Camino que dependientemente debe atravesarse.

 

En lo personal no hay cabida la total seguridad,

Aunque gozo de un beneficio codiciado,

Sé que al caminar tropezaré bajo humildad,

Pero siempre habrá quienes estén a mi lado.

 

Cercado esta el pasaje por innúmeras luminarias,

Ninguna de ellas se asemeja en lo particular,

Algunas asimilan a luciérnagas larvarias,

La diminuta minoría a un deslumbrante destellar.

 

En la travesía he percibido y me es impactante,

Cómo han evolucionado chispas en llamas,

Varias me acompañan hasta el presente,

Muchas otras vuelan en el aire como cenizas.

 

Independientemente brindan todas a mi ser,

La vital iluminación que amerita ser saciada,

Pero es solo aquel par que me vio nacer,

La mayor fuente de luz brindada.

 

Esta brilla con extraordinaria incandescencia,

Que a ojos profanos lograría cegar,

Enorgullecido estoy cual eminencia,

De ser digno de su infinito destellar.

 

Ahora se plasma predominante su esencia,

No por primera ni última vez en mi legado,

Ya que nunca cesaré la frecuencia,

Con la que suelo acudir a su llamado.

 

 

 

 

Ellos me brindan gran fortaleza,

Virtud elemental en el trayecto,

¿Quién pensaría que cualquier maleza,

fuese a anularse con su talento?

 

Conciencia para las decisiones,

Perseverancia para las metas,

Actitud para disposiciones,

Y humanidad para las personas.

 

Forjadas bajo el amor y sabiduría,

Son intangibles tesoros invaluables,

Los cuales preservo desde el primer día,

En que me fueron conferidos en caudales.

 

Ésta presea es indivisible,

Mas si lo fuese cortaría mil piezas,

Lograría hasta lo imposible,

Por compartir el éxito a manos llenas.

 

Estoy en deuda y agradecido,

Con aquellos que me apoyaron,

Particularmente correspondido,

Con quienes me defraudaron.

 

Si bien se aprende por el buen camino,

El tiempo se entromete en olvidar,

Pero indeleble es del destino,

La adversidad que arde a quemar.

 

Frente a mis ojos se erige,

Un nuevo amanecer de tornasoles,

Ahora con más firmeza se rige,

Mi destino con abundantes creces.

 

Éste es el legado que hoy heredo,

Y su valor es incalculable e inasequible,

Sin duda es una fortuna que no cedo,

Mas que a quien pueda con respeto apreciarle.

 

Se comienzan a concretar los cimientos,

El resto de la obra resguarda en mis acciones,

Vislumbro a mis allegados contentos,

Pues saben cuales son mis intenciones.

 

Finalmente culmina la enigmática odisea,

Ante mis ojos florece por cuarta vez la primavera,

Espero con fervor que mi vida a considerar sea,

Ejemplo a seguir y admirar de una nueva era.

 

César Menchaca Luna