CARLOS ALBERTO BADARACCO

EN UN MUNDO EXTRAÑO

 

 

 

¿Por qué seré yo un extranjero...

en esta tierra  inhóspita y vulgar

que provoca en mi tanto desvelo.?

 

Soy como una gota más echada al mar,

como un estímulo secreto que en su desdén

es un náufrago perdido en la neblina de la vida,

una soledad en la misma nada

impávido semblante del silencio,

desolación y melancólica añoranza

de un supuesto camino hacia el futuro.

 

Soy océano interminable como todos

y soy cielo neblinoso en mi sendero

voy porque voy y no me entrego.

a ser un barato ciudadano de lo profano.

 

Comprendo el incesante pendular de nuestro mundo,

que se extiende entre lo malo y lo bueno

sin siquiera reclinarse en lo correcto.

 

Qué esté rodeado de injusticia es un suplicio,

que el hombre se recueste en su demencia

es un sin nombre que se esconde en la mentira

restándole importancia a la querella.

 

Apenas si entiendo todavía

esa maldad que se despliega entre osadías,

descontando en sus profanas intenciones

la importancia de ser humano entre los hombres.

Encuentro a cada paso  de la vida

parsimoniosos detractores de la armonía,

desquiciados guerreros de la inmundicia.

Pero soy yo el que se arroja con fuerza en este mundo

pretendiendo aun con ilusión cambiar la historia

y sé que hay otros que en el encuentro

habremos de surcar caminos nuevos

 

Ver en los jóvenes una esperanza para el futuro

abrir los ojos entre la ventisca del desierto,

y siendo un naufrago en este mar de vano oleaje,

ser además una brisa que calme el rumbo

lanzando paz entre los vientos de la existencia.

 

Aun entiendo poco de esta vida

comprendo menos al hombre en su desidia

y en medio de la zozobra existencial

me repugnan los inquisidores del sistema.

 

CARLOS A. BADARACCO

1/10/12

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