No hay olvido.
La brisa del Otoño,
aún respiro.
Mi piel evoca a veces,
la tibieza de las tardes,
dulces horas que se fueron,
cuántos besos se llevaron.
Extraño los abrazos,
la eterna cadencia,
que calmaba mis sentidos.
No hay olvido.
En el recuerdo,
el eco de mi alma
repite con nostalgia,
palabras que dibujan
caricias escondidas,
en poemas,
que hoy me hablan
Elida I. Gimenez Toscanini