Faeton

Tu cuerpo, la helicoidal del deseo

A Sara A., con amor y devoción

 

El infinito es tu cuerpo desnudo
–decúbito supino–,
una línea continua en el espacio,
dos curvas paralelas que se tocan en el tiempo
y un dibujo con tres puntos de fuga:
ojos, labios y nuca.

 

Geometría euclidiana,
fractales
–caracolas espumosas son tus pechos–,
patrones
–helechos revoltosos son tus cabellos–
y series de Fibonacci
–esponjas de mar son tus dedos–,
las matemáticas se conjuraron
para hacer de tu cuerpo
la helicoidal del deseo,
el número áureo del cielo.

 

De todas las formas geométricas que hay en la naturaleza,
la tuya es sin duda la más perfecta,
porque la Naturaleza antes que sabia es madre,
y al crearte sabía que tú serías su hija predilecta,
y así te bañó con su savia bendecida,
como Tetis, la nereida, a su hijo el Pélida.

 

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.