Si es cansado tu peregrinar,
tocando puertas que se cierran,
puedes recorrer -sin espina en tu andar-,
mis senderos que te esperan.
Tus lágrimas, -reflejo de tus penas-
que de tus ojos se asoman cautelosas,
son el testigo fiel de tus condenas
que el destino te marcó... ¡dolorosas!.
Asómate y emparejate a mi alma,
que amorosa te acogerá entre sus brazos,
amamantarás en tu pecho esa alarma,
que en el tiempo mecerás en tu regazo.
Vendrá de tu vientre y es bastante...
no importando los motivos sucedidos,
¡camina erguida.......arrogante!,
que mi casa los espera...¡BIENVENIDOS!.-