Me siento tan extraño, las letras me dominan,
como brasas centelleantes arden los versos en mis mente.
Espadas de oro puro me someten, mi intelecto clama entonces
exhortándole a mi esencia…
Están mis sentimientos azuzándome el alma.
Ellos quieren brotar entre melancólicas añoranzas.
Los días y las noches se encaminan a un desierto
y entre lunas y soles se levantan las pasiones,
Las musas se encaminan adentrándose en mi pecho
me atormentan los deseos de escribir algunos versos
No termina nunca el hecho de embriagarme en el silencio
en los campos y en las sierras, en la rivera de los ríos;
entre riscos y hondonadas, entre olas y sirenas
Siempre el alma manifiesta con la luz del intelecto
la sensación que lanza gritos de proclamas y pregones
Quiero ser luz y vida eterna, ser un sendero y un atajo
una corola encendida que lanza néctar en romances.
Ser poeta, trovador de letanías un portavoz de la alegría
que alimenta eternidades
Me siento tan extraño que en mis noches se aparecen adorando tiempos viejos Los poemas de los sabios.
No quieran comprenderme, mis sentimientos son tan raros
tan expuestos al idilio que entre luceros y cielo
avanzan puros como el agua.
CARLOS A. BADARACCO
1/10/12
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