Hoy he buscado el otoño,
para vestirme con sus colores,
como la tierra, como los árboles,
como las aves en el aire.
Hoy respiré el aire otoñal
y él penetró mis finas fibras,
me besó por fuera, me amaró por dentro,
y yo me dejé empapar.
Hoy probé el sabor del otoño
con regusto a tierra mojada,
el tacto de tristes y arrugadas hojas
que el viento voltea cuando desea.
Hoy sentí la armonía del otoño
anclada en la madurez:
sonaba a música de violoncelo
refugiada en mi atardecer.
Hoy abracé el cielo de otoño
cuando la tarde escondía su rostro
y se alejaba poco a poco,
al abrigo del tibio calor de octubre.
Hoy fundí tu madurez y mi otoño
en un largo beso, aletargados;
el tiempo se había adormecido,
y reíamos de nosotros mismos.
Hoy soñé que el otoño
se vestía de primavera;
ambos querían parar el tiempo
a un invierno que, paciente, espera.