Cuantos besos tendrías que darme
como pago de la reparación
del daño que me hiciste?
y cuantas veces
tendrías que abrazarme
para pagarme
lo poco que me amaste?
Has cuentas, vida mía,
porque hoy estoy dispuesta a cobrarte
hasta el último suspiro
que tu ser exhale
y me puedas compensar
la felicidad que no pudiste darme.
Te aseguro que ahora sí,
mejor que a nadie vas amarme,
prepárate, mi bien,
que estoy dispuesta a cobrarte,
ni la otra vida va alcanzarte
para, todo lo que debes, pagarme.
Y me daré por retribuida
hasta que yo decida,
hasta que de tu amor
me sienta invadida
y tu ternura me hostigue,
así, como hiciste tú, antaño.
Reserva tus labios
y tus brazos,
toda tu alma y tu cuerpo,
hoy, vengo dispuesta a cobrar tu adeudo.