He venido sin despedirme
de las ataduras del tiempo;
más por la sombra,
si acaso el espíritu del árbol
quisiera ofrecerla aquí,
donde la palabra golpea
la conciencia en el más absoluto
silencio. Aquí donde
sin haber acuíferos
abunda el follaje del árbol
sin tiempo, desde donde les observo,
incapaces de poder mirarme
estando delante vuestro;
en donde me asombra
al querer tocarlos,
el sentirles vacíos y lejos;
que sin más querer que la sombra
de éste árbol de frutos amorosos
ya sin murmullos ni viento,
ahora también para ustedes,
yo esté demasiado lejos....