Quisiera estar unido a ti como las aguas
de este inmenso mar que baña tus costas,
y dejar en tu pecho mi alegría
mi ternura, mi amor y muchas cosas más.
Por eso quisiera hoy más que nunca,
saciar de tus labios la dulzura,
llenarte de besos día tras día,
y llevarte muy dentro de mi alma.
Pero ya ves que desgraciada suerte,
de tenernos tú allí y yo muy lejos,
tú pensando en mí y yo en la muerte,
sin que puedas cerrar mis claros ojos.
¡Ay!, mil veces pensé en no quererte,
por no hacerte sufrir desde muy lejos,
hoy tú dirás – lejos mi amor, venga la muerte,
porque no veo el brillo de sus ojos.
Y llegaremos amarnos así eternamente,
pensando en el infinito de nuestro cariño,
volveré a ti amor muy tiernamente
a cobijarme en tu pecho como un niño.