Muchas veces me averguenzo por nuestros actos,
por nuestro accionar.
Muchas veces cometemos
el gran pecado de creernos
el motor de todo cuanto nos rodea.
¿Es la humildad una virtud esquiva
a los hombres?
¿Es el día a día una cotidianidad
en la que incluimos a todo?
Me avergüenzo de algunas palabras.
Me avergüenzo de haber perdido respetos, de haber dejado escapar las atenciones.
Bien esta mostrar un fastidio,
un enojo,
bien esta intercambiar ideas, soluciones, puntos de vista.
Jámas nadie debe imponer.
Jámas nadie debe obligar.
Jámas nadie debe lastimar,
en todas sus formas.
Respetemos, amemos, cuidemos.
Y no olvidemos,
si nosotros somos el mundo;
ellas son el universo.