El ultimo lamento sale de una montaña
por una de sus tantas heridas
bajando lentamente sus laderas,
a su paso, las ramas,
algunas de ellas secas,
son arrastradas sin piedad
y el río sigue su cauce
inmenso en su avalancha,
tocando cada desnivel,
enrareciendo el aire,
haciendo imposible respirar,
escuchando el quejido
de las flores ausentes,
olfateando aromas marchitos.
El ultimo lamento
brotó de la montaña del corazón,
para calmar la pena.