*Máquina*
Resopla entre altos pinos de su tungra congelada
los dos helados raíles encantados se observaban,
al pasar el soplo duro de una maquina que brama
con los cálidos vapores del clamado de las flamas.
*Vagones*
Desde el cristal empañado de la ventanilla opaca
pasajero al asomarse sólo admira nieves blancas,
apretada contra el tronco de los abetos campana
asustándole a la nieve por la belleza que encarna.
*Máquina*
Enlazadas las diez ruedas con resoplo de vapores
la blanca nieve se aparta empujada por los topes,
el monótono sonar de vapor que empuja al viento
maravilla la hermosura del paisaje de mis sueños.
*Vagones*
En literas de un respiro vagan las oras durmiendo
al viajero que si quiere tener su cuerpo dispuesto,
el tocino y mollete compensan bien al hambriento
por yantar reposa el alma de los viajes sin tiempo.
*Máquina*
Las candilejas del fuego que se atiza en la caldera
restallan entre los leños que mojados se calientan,
los grados de ebullición resoplando me embravece
cuando empuja los ardores entre dos raíles inertes.
*Vagones*
Este es poema poetas del tren que le gusta el frio
que partiendo de la taiga se termina en el pacifico,
con abetos de mil nieves son mil lobos del instinto
el tren del frio es amigo de la fuerza de un destino.
*Siberia*
Autor:
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa
4 de octubre del 2012