La pena de uno no tiene
nada que ver con los demás,
porque aunque yo sufra, no
quiero que sufran los demás.
Es de buen cristiano desear
felicidad. Yo veo personas -
felices y me siento en paz
pero si las veo sufrir mi co-
razón no puede aguantar
por eso siempre deseo a
todos felicidad porque la
felicidad contagia y el do-
lor no se puede aguantar.