Escrito: Francisco Gaitán Downs.
…”EL ADIÓS DE UNA DULCE MUJER”…
En un eterno minuto de silencio
Bajo la noche triste he infernal,
En una atmosfera de tristeza y soledad
Llantos se escuchan sin parar.
Ya que se están cayendo las estrellas del cielo
Y sobre la tierra se las están robando,
Sin importar quien sufre el dolor, menos
La desagradable sensación de quedar sin luz.
Esa que te orienta hacia el sur y de la mano
Guía tus pasos, sugiriendo como ser mejor
Y entre el tiempo disfrutar de la agradable
Sensación de ser poeta inmortal.
Hoy, tus ojos se han cerrado
Dejando una estela de soledad, de risa tonta
Por no querer llorar, pero imposible en
Detener una lagrima que viene del corazón.
De dolor de tristeza y consternación
De tu triste adiós, del reencuentro con el
Viento sin pensar en el dolor que dejas
Clavado en el corazón de los que te dieron amor.
Solo queda la rica sensación de saber
Que hoy vives en el corazón
También en el amor de los
Que un día creyendo en voz.
Y en este momento a Dios le pido
Paz y serenidad a los seres que han quedado tristes
Por el seguro adiós que hoy les quebró el corazón
Y para ti guía del señor para estar en su amor.
Descansa en paz
Tus pies se cansaron de andar
Dejando huellas imborrables para seguir
Para ser grande como tú.
Tus ojos ya cerraron
Con la seguridad que serás recordada
Hasta el fin de la humanidad
Y la certeza de que jamás morirás.
Por qué nos has dejado guía para andar
Versos que leer, sueños que crear, amores
Que alcanzar y recuerdos tuyos tener
Junto al corazón para rogarle a Dios por tu salvación.