Hilos de oro te cubren la cabeza
con tintes de amanecer de cristal
sobre aguas de acuarelas de aire.
Mirada verde de alegre primavera
sobre campos de cuentos de hadas,
con duendecillos traviesos jugando
al juego de las mil sonrisas azules.
En la profundidad limpia de tus ojos,
allí donde respiran con vocación eterna
los sentimientos dulces de tu alma,
aparecen flores de muchos colores
creadas por tu corazón bondadoso.
No estoy seguro de conocerte hace poco,
eres un recuerdo de otro tiempo vivido,
no sé si en este mundo o fuera de él,
pero sé que fueron tiempos felices.
FÉLIX MORENO