Pintura & Literatura XIV
Una Serigrafía en mi casa
Una obra de Francisco Bellorín
adorna la sala de mi casa,
de ella me convertí en su paladín
porque me ha hecho la vida grata.
Entre rayas ,trazos y colores
Bellorín le dio vida a su pintura,
yo lo conservo con honores
como obra de gran envergadura.
En ella siempre vi un rostro de mujer
que miraba con cierto desencanto,
no tenía mucho encanto a mi entender
aún así, yo seguía admirándola tanto.
Un rostro hecho a rayones
era la impresión que me daba,
sin embargo por extrañas razones
en mi sala siempre lo colgaba.
Pero en tiempos de Semana Santa
cuando anunciaban la muerte del señor
me invadió tristeza tanta
y me fui a la sala a pasar el dolor.
Allí sentado el cuadro veía
con mirada fija y muy entristecido,
fue entonces cuando la serigrafía
me reveló su mensaje escondido.
Allí, además del rostro de mujer
vi el rostro de un hombre sufrido
y pude finalmente comprender
aquello que no había entendido.
Era la pasión de Cristo en su dolor
lo que escondía la serigrafía…
Era Jesús, nuestro señor,
al lado de su madre, María.
Allí estaba ella de frente
allí estaba él de perfil
y de manera sorprendente;
lo vi en la obra de Bellorin.
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