Ya era tiempo la oruga dejó de ser oruga
Y le crecieron alas y voló bajo un cielo
Que la esperaba resplandeciente
. Y nosotros nos quedamos en los despojos.
Como simples humanos llorando su partida.
En su transformación en mariposa
el dolor la hizo grande y más bella
y con esa belleza elevó su vuelo
hacia la eternidad que ya preparó para ella
la dulce morada.
Para nosotros nos quedó la noche
Y en ella contemplaremos esperanzados
Y si por si acaso vemos una estrella nova
Es ella que se eternizó en el infinito
Y desde lo alto nos saluda
Con ese titilar resplandeciente
que es el cariño que sabiendo suyo
se llevo de nosotros y desde lo alto brilla.