ELEGÍA
Te esperaba muerte, ya habías tardado tanto
Siendo una quimera antes… te temía
Pero no por mí, si no por ella
Ahora que eres realidad, ahora no te temo.
Son tantas las veces que nos vimos cara a cara
Y esta que es la última, por mi parte…
Más que casualidad es perversidad…
¡No te lo esperabas!... eh?
¡Procura que esta vez yo no escape
No sería digno de tu alta investidura
Tras de mí correr con tu pesada saya
Ya no sería renuncia, burla parecería!
Hoy quiero olvidarme de la poesía
Y conversar contigo de las cosas que viviera
de aquellas pasiones y aficiones de mí vida
Que dejaron muchas de ellas
Huellas y aflicciones constreñidas.
Mas, ahora que todo se termina
Solo una cosa quiero rescatar
De las secanos de mi doble vida
Y es ese río que reverdeció mis llanos
El agua fresca que inundó mis mares,
Siendo fuego y tibia brisa en mis necesidades
En los avatares de mi desconsuelo
Salvando alma y vida…
¡Sí!... ¡fue ella quién lo hizo!
Con más amor del que debía.
Yo debo estar agradecido de este mundo
Y de todo lo que aquí yo consiguiera,
Del brazo contigo debo irme…
Olvidando en ese lapso lo que dejo
Pues si algo tuve
En mis manos
Cual escarcha, solo su recuerdo queda.
Sin lamentar entonces pues
Lo que nunca tuve.
Yo conocí, cara y cruz de todas las medallas,
Conocí el día y la noche, el sol y la luna
La cima y el abismo, la riqueza y la pobreza
El río y el charco, el mar y la bahía
La admiración y la indiferencia
El amor y el odio
La traición y la lealtad;
La guerra y la paz.
Yo me voy contigo muerte…
Pero que ella, no te pase por la mente
Más por el contrario…
Quiero que en cada primavera
Pongas en sus manos, de las rosas
¡La primera… la más bella!,
¡Y la buscas y la encuentras y la entregas!
Fíjate que yo, me voy, antes de mi tiempo,
¡Ese es mi regalo para ti!...
Porque ahora sin trabajo me consigues
Y esta vida yo debo abandonar
Porque ya no es mía,
¡Se fue tras de aquella… la que más quería!
Porque ahora… fragmentadas las promesas
Yo no me olvido de las mías:
“quererla más allá de la muerte”
¡Con un amor de cadenas irrompibles!
No… no le tires agua al monitor
Déjame que escriba todavía, total será
La última vez que mis dedos besen el teclado,
queriendo el beso de sus labios alcanzar
El mismo teclado del que mil versos salieran
En busca de sus ojos, su sonrisa…
La alegría de su corazón y de su alma.
Quiero brindarte en ésta elegía
La oportunidad que tanto has buscado de matarme,
Mientras te aseguras de que el tajo sea limpio
En este cuello que su boca ya no podrá besar
Ni en sus sueños, ni en su cama.
Pero quiero hablarte un poco de ella…
Escucha… su nombre es Alejandra…
Y las gotas de agua lo repiten cadenciosas
Cuando tintinean golpe a golpe con las rocas,
Para ser un romance, cuando llega al llano.
¡Y su pelo!… ¡mariposas al viento liberadas¡
Sus ojos son tan lindos y su mirada tan dulce
Que roba las miradas de las flores…
Y qué te digo de su risa… a ver…
¡Son campanas repicando en día domingo
Llamando a misa y a la comunión!
Quisiera, quisiera… seguirla describiendo…
Pero la verdad, sabes?...
Ya no sé qué más seguía,
Aparte de su cuello y…
Sus maduros, rosados y tibios senos…
Palomas mensajeras del amor y nada más.
Lo demás ni te lo nombro…
Porque sería insensatez a juicio mío.
No seas impaciente…
El tintico aun está por la mitad
Esperando de mí, el último sorbo
Para partir en soledad…
Aunque… ahora ya no tanto
Porque tú estás conmigo.
¡Baja esa hoja que ya me atormenta!...
Y déjame fumar un cigarrillo
Vieja querida y conocida mía.
¡Oye!… yo recuerdo ahora
Lo que mi madre contaba…
Que la primera te gané, apenas nato;
Pero la que más recuerdo yo, será por ser la más difícil
O quizás por ser la edad, de la primera novia… esa
Te gané debajo de las ruedas del tranvía,
¡El acero que casi mi cuerpo cercenaba
Pero con un quite de estampa torera…
Te arranqué mi vida, y ese volapiés se te fue en falso!
Y para qué las de los carros y las motos,
Esas fueron muchas.
Dirás que manejaba como un loco
¿Pero quién no es loco en esta alocada vida pasajera?
La primera de la moto la recuerdas?
¡A una milésima mi cuello de tu hoja!
Pero en el choque, un ángel me salvó de tu guadaña
Elevándome por encima de aquel carro, que
Imprudente se cruzara en mi camino.
¡No… no has podido conmigo cuando me buscaste!
Las otras ya vagabundeando por el cielo…
Me has tirado contra el suelo
Y contra los árboles y en las matas con espinas….
Pero nunca te maldije… ¡qué suerte! Es lo que dije.
Mira ahora… conversando como dos buenos amigos
¡Siéntate muerte loca… descansa… aun no es hora!
Siente el aroma del tintíco y besa
Besa el aire de ese aroma que beber no puedes….
Como yo beso en el aire su aroma de mujer
Y beber tampoco puedo ya, de sus labios el querer.
Aun nos queda tiempo… pero ya no quiero pensar en ella…
Porque aún yéndome contigo
Su recuerdo irá conmigo
Y a ella… no podrás matarla.
Quiero que mi cuerpo se consuma
Con el pavoroso fuego que incinera.
Quiero irme acostumbrando
Al eterno fuego del infierno…
Si… creo que ya es hora
Prepárate bien, quiero el tajo limpio
Con la bala enmascarada de guadaña,
Y mátame de un solo golpe
O ya no podrás matarme.
Siento la firmeza de mis manos
Porque ya no tiemblo al escribir…
Mira… yo recuerdo que con ella… apenas la veía…
¡Yo era un manojo de impulsos encendidos
Y los ojos me brillaban… y mi cara…
Arrebol de claveles y geranios escarlata!
Ahora estoy solo, más que en el día que nací
¡Arráncame esta vida que no me sirve más!…
¡Llévame distante… lejos… muy lejos…
Vágame por los páramos helados de tu reino
Quítame venerable amiga este sufrimiento
Llévate el alma de Delalma
Porque el corazón ya fue entregado
Y vuelto, despedazado.
Que no crezca la hierba mala
En los humedales de mis ojos!
¡Nada tengo que llevar… nada!
Pero me voy feliz muerte trapera
Porque me voy mirando… los ojos de ella…
Voy por un trago…
¡No te muevas! ¡será... cuando se acabe el tintíco!...
Delalma
04/10/2012 04:23 p.m.