Henchido el corazón de la quietud
que se escapa por los ojos
queriendo ser paisaje –otro protagonista
inconmensurable- de tan singular belleza,
el silencio del tiempo que ya fue,
regresa recorriendo las arrugas de la cara
con los dedos sin mácula ni odios,
ni venganzas por cumplir;
solo la paz del ahora,
la que ha sabido perderse del ayer y del mañana.
A solas con los que ya no están
y escuchando todo lo que un día se dijo,
quedo esperando la palabra del color
y la sonrisa de la hoja;
sigo mirando lo que vive tras la puerta
y sintiendo lo que muere tras esta ventana mía
que de par en par sigue abierta.
Frente a la vida, -mar de anhelos-
tantos momentos vividos como tantos perseguidos;
todos son los que veo esculpidos entre las sombras
del mármol de esa fachada que tampoco lo fue;
así, perdido en la fábula, acaso de otra vida,
sigo creyendo que pronto me veré salir.
©jpellicer