... Y en la quietud de una noche de Abril, por fin dos seres se aman, no sin antes quedarse un instante contemplando deseosamente esos cuerpos prohibidos ya libres de su capa protectora ...
syglesias
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DE repente SOLO FUERON miradas INOCENTES:
De repente solo fueron miradas inocentes, pero con el tiempo fui mirándote mas allá donde una mirada debe parar y entre sonrisas de juventud acerqué mi mano lentamente a tu rostro acariciando suavemente tu mejilla y al ver humedecerse tus labios de rosa, sentí las ganas incontenibles de besarlos y así fue que aquel día de Abril mis labios en tus labios fueron uno, descubriendo lo bueno y dulce del amor...
De repente solo fueron miradas inocentes, hasta que en la noche de aquel mismo día Abril, ya con más espacio de tiempo dedicado para amarnos, mis brazos abrazaron tu cuerpo contra mi pecho y besándote nuevamente los labios, mis manos esta vez no se contuvieron como en la mañana y mientras desabotonaba tu blusa y bajaba tu falda, por el otro lado hacías lo mismo con mi camisa y luego con el pantalón....
De repente solo fueron miradas inocentes, pero ahora frente a frente en una cama de hotel, dos seres en silencio desnudos se observan deseándose ya libres de su capa protectora, dejando al descubierto la querida piel ansiosa de ser tocada, motivando al primer contacto placer en tu vientre y en otras partes intimas de tu angelical cuerpo, suplicando con tu mirada en mi mirada, no te detengas, quiero mas...
De repente solo fueron miradas inocentes, como razón de existencia, haciendo mío sin querer, queriendo, tus gestos, risa y voz, tus palabras calladas, tu vida en flor y hasta el reflejo de tu alma en tus hermosos ojos glaucos por tu corazón latientemente enamorado, sin llegar a pensar nunca, que tendría que aprender a olvidarte, no recordando que te conocí un día de Abril, amándonos esa noche, sin siquiera pronunciar tu nombre.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 05102012 09:30 PM.