Cántico a mi patria, España
España, la patria mía,
patria mía eres, España.
Eres patria de mi madre,
de mi padre tu eres patria,
la patria de mis amores
y la patria de mi raza;
tú eres vida de mi vida
y alma también de mi alma.
España la patria mía,
Patria mía eres, España.
La de las sierras enhiestas,
la de las hondas gargantas;
la de las vegas fecundas,
la de las bastas llanadas,
la de las riberas verdes,
la de los ríos de plata,
la de los mares azules,
la de las mesetas pardas;
la del cielo de zafiro,
la del recio sol que abrasa.
Tu cabeza alzas a Europa,
estribas tus pies en África,
miras hacia el Nuevo Mundo,
vuelves al Viejo la espalda.
De Europa fuiste cabeza,
al moro aplastó tu planta;
engendraste un nuevo mundo,
refrenaste al turco de Asia.
El sol jamás se ponía
en tus dominios, España;
jamás el sol se pondrá
en las tierras de tu raza.
Cien pueblos te llaman madre
con palabras castellanas,
porque la sangre del Cid
corre por sus venas, y hablan
como hablara Alfonso el Sabio
y el Marqués de Santillana,
Lope, Quevedo, Cervantes
y Calderón de la Barca.
España, la patria mía,
Patria mía eres, España.
Tierra de las libertades
con hombres, gentes hidalgas;
de los libres Municipios
con fueros y cartas blancas;
tierra de la independencia,
siempre a ajeno yugo extraña,
donde brilló de Viriato
y de Pelayo la espada,
dando respuesta Bermudo
a Carlomagno de Francia.
Eres patria de guerreros
y de héroes tú eres patria;
dichosa tú que bebiste
su sangre noble y sagrada,
gloriosamente vertida
en cien sangrientas batallas,
y con ella alimentaste
a los hombres de tu raza.
Tierra que con sangre de héroes
quedó por siempre empapada
en Sagunto, Covadonga,
Calatañazor, Numancia,
en Zaragoza y Bailén,
en el Salado y las Navas.
¿Quién sino tú el corazón
en duro bronce forjara
de adalides cual Balboa,
Cortés, Pizarro, Orellana?
La que labra los Gonzalo,
la que los Guzmanes labra,
la de los Fernán González
(castellano, de mi raza).
Tú a los romanos aterras,
y la fe a los godos ganas,
echando de nuestros lares
a los moros de Granada.
Tú a los alemanes vences,
tú coges al rey de Francia;
la luz de la Media Luna
en Lepanto tú la apagas,
y de los triunfos el lauro
a Napoleón le arrancas.
España la patria mía,
Patria mía eres, España.
¿Quién de tus conquistadores
recontará las hazañas
y de tus descubridores
las proezas no pensadas?
Tus arriesgados marinos,
mares y costas lejanas
vieron antes jamás vistas
ni holladas de humana planta.
Tus soberanos artistas
oscurecieron la fama
de los artistas de Flandes,
de los artistas de Italia.
Tus ingenios peregrinos
inventaron la que llaman
hoy novela picaresca,
que es cierta invención galana
y a puñados derramaron
en ella donaire y gracia.
Fuiste la reina del mundo
que se rindió a tus hazañas;
fuente fuiste del saber
y dechado de obras santas;
no hubo poder en la tierra
que al tuyo se comparara.
Ahora en lutada, llorosa,
te veo desconsolada,
sin tus glorias y atavíos,
sin el poder y sus galas,
hecha escarnio de las gentes,
de todos abandonada.
España, la patria mía,
Patria mía eres, España;
la patria de mis amores
y la patria de mi raza.
La vida que tú me diste
por ti quisiera yo darla,
por servida de mi vida
y serlo también de mi alma.