Nosotros vivimos en una jaula de libertad hecha de cuentos y forjada en mentiras. Llena de riquezas materiales de sueños de grandeza, de personas esclavas de nuestras fantasías, de orgías de poder, de todo menos de lo que somos.
Una jaula encerrada por las palabras de odio y justicia, la cual custodiada por la soledad ocultan el rostro del alma.
Un rostro que expresa el deseo de encontrar un camino hacia las ataduras del corazón, del deseo de la mente a rendirse ante el perdón de nuestras culpas. De permitir la derrota de la dictadura de los pensamientos vacíos.